¿Cuándo consultar al psicólogo infantil?
Si esta leyendo esto, tal vez sea, porque se pregunta si es hora de consultar al psicólogo infantil.
Dificultades en la infancia
Puede resultar difícil aceptar que un niño necesite ayuda profesional, pero el malestar psíquico puede estar presente desde las edades más tempranas hasta la edad adulta.
Inquieta mucho como padres ver sufrir a los hijos, por eso a veces algunos quisiesen convencerse de que tal vez lo observado no tenga tanta relevancia y pueda desvanecerse poco a poco. Otros quizá anhelan que el desarrollo mismo de lugar a cambios. O recuerdan haber atravesado por situaciones similares. Pero, las dificultades en los niños no desaparecen con el tiempo ni dependen de la madurez.
¿Cuándo consultar al psicólogo infantil?
Los motivos por los que acudir al psicólogo infantil pueden ser variados y los modos de los que se vale un niño para mostrar su sufrimiento suelen ser personales. No hay niveles de gravedad sino grados de sensibilidad ante las dificultades y deseos de buscar modos de ayudar al niño a sentirse mejor.
Un bebé al que cuesta calmar, un niño que no puede conciliar el sueño, una niña que se resiste sistemáticamente a ingerir alimentos, un niño que arma berrinches repetidos o una niña a la que le produce «pánico» el orinal, o un niño que se demora en hablar, tienen su motivos para hacer lo que hacen y pueden beneficiarse de la ayuda profesional.
Sucesos posibles de devenir traumáticos
Solemos pensar que resulta conveniente consultar a un psicólogo infantil cuando el niño ha presenciado escenas violentas y/o catastróficas, que ha sufrido algún tipo de abuso o vivencia de desamparo. Situaciones que requieren de una capacidad mayor para sobreponerse ante la adversidad, pero que no en todos los casos da lugar a síntomas, a veces las dificultades apreciables llegan tiempo después.
A veces se pasan por alto situaciones más frecuentes que también pueden provocar un gran sufrimiento en los niños. Por ejemplo: cambios migratorios, divorcios complicados, procesos de integración en la adopción o adopción o nacimiento de un hermanito, reiterados cambios de colegio y/o mudanzas. Situaciones de cambio que requieren una comprensión y reorganización de las emociones como la pérdida de algún progenitor o un hermano en plena gestación, o la enfermedad grave de un familiar.
Ninguna situación por si misma da lugar a dificultades concretas, pero si que pueden servir de detonantes o actuar como traumatismo acumulativos. Más allá de los acontecimientos «objetivos» serán las propias vivencias subjetivas del niño y su capacidad de adaptarse ante ellas las que permitan entender algunas de las dificultades presentes.
Pedidos a gritos
A veces con sus dificultades nos están mostrando a gritos su necesidad de ser ayudados por el psicólogo infantil. Por ejemplo: niños que presentan dificultades en su comportamiento. Niños que que agreden a sus compañeros, que pasan de una actividad a otra sin poder centrarse en nada, que muestran dificultades en el control de sus impulsos. Niños que necesitan rituales repetidos o que han desarrollado alguna fobia.
Pedidos silenciosos
Otras veces son pedidos más silenciosos como niños tímidos o excesivamente adaptados, niños pasivos, niños que somatizan, o que presentan inhibiciones diversas, que aunque puedan pasar más inadvertidas no dejan de ser manifestaciones del malestar emocional y psíquico en la infancia. Niños que atraviesan un proceso de duelo, que lloran con frecuencia, se encuentran tristes, desganados, apáticos.
Las dificultades en el aprendizaje suelen ser muy frecuentes y no por ello menos importantes. Un niño al que no puede aprender, que evita el conocimiento, que se distrae continuamente, que no logra comprender las consignas puede ser su modo de mostrar lo que le sucede.
El psicólogo infantil, una ayuda para padres
Consultar al psicólogo infantil puede ayudar a los padres a entender lo que puede estar ocurriendo, dándole herramientas para comprender mejor lo que las dificultades de sus hijos pueden mostrar y las necesidades específicas que cada niño puede requerir. A veces un par de entrevistas de orientación para los padres resultan suficientes. Otras veces el niño puede requerir un espacio terapeútico para él. Será el psicólogo infantil el que valore la situación que pueda ser más conveniente en cada caso.