La sexualidad en la Pubertad – Psicología para adolescentes
Para pensar algunos aspectos sobre como se experimenta y se vive la sexualidad en la pubertad tomaré una serie de animación francesa-japonesa-coreana denominada «(Prodigiosa- Milagrosa) Miraculous Ladybug». En la misma vemos dos personajes adolescentes que tienen una vida corriente y a la vez cuentan con una vida secreta en la cual se convierten en superhéroes. Marinette se transforma en Ladybug (Mariquita) y Adrien se convierte en Chat Noir (Gato negro). Ambos deben proteger a los ciudadanos casualmente de la ciudad de París, símbolo del amor por excelencia, de donde vienen las cigüeñas y se declaran amor los más furtivos enamorados.
La sexualidad
Empezaré por aclarar que la sexualidad -desde el psicoanálisis– no se reduce únicamente a la genitalidad, sino que se entiende de un modo más amplio. Sexualidad como el modo en que nos comportamos y sentimos, fundamentalmente influidos por los deseos, por la búsqueda de placer, por la necesidad de encuentro con un otro, de comunicarnos, vincularnos, por la apetencia de vínculos eróticos pero también tiernos y amorosos entre las personas.
Y cuando nos referimos a la vida sexual infantil y adolescente intentamos entender ciertas determinaciones que van a constituir al niño como un sujeto con deseo propio y entender cuáles son las condiciones que producirán a este sujeto. Sujeto capaz de desarrollarse desde el desvalimiento inicial del nacimiento hasta la independencia -cuando se logra- de la edad adulta.
La serie fue pensada para adolescentes pero termina siendo más atractiva para niños menores pre púberes. Tal vez tenga que ver con que hoy nos encontramos con chicos que entran prematuramente en la adolescencia acompañados de su contracara compuesta por aquellos que parecieran no conseguir traspasarla nunca. La serie presenta un escenario adolescente sin plantear aún ninguna renuncia de lo infantil, tal vez por eso a los adolescentes que tienen que vérselas con la realidad -a los que ya no les vale lo infantil- la serie les queda descafeinada, más ligada al pensamiento mágico infantil que a las renuncias de la adolescencia.
La pasión adolescente
En la vida real, Marinette está enamorada de Adrien. No parece importarle demasiado el Adrien real, sino más bien el que ella se ha construido a su medida en su cabeza, el ideal, el perfecto. Cualquier gesto insignificante que él realice o que Marianette perciba o imagine, le da lugar a desplegar sus fantasías. Ensoñaciones que la trasportan a una secuencia de pensamientos, imágenes, emociones, sueños, anhelos (que dan cuenta de la subjetividad inconsciente que nos habita) en donde ella construye su escenario ideal. Ella lo mira, él le responde, se acerca a hablarle, se miran, se besan, se abrazan, él le pide matrimonio, tienen hijitos. Todo ello a la velocidad de un segundo en el que algún suceso de la vida real como si de un zarpazo se tratase la baja una y otra vez de su nube mental mezcla de sueños y fantasías.
De este modo podemos ver como las fantasías adquieren un lugar trascendental en el desarrollo psíquico en la pubertad. Un desarrollo marcado por lo pasional de la adolescencia, que pone en evidencia la excitación, el desbordamiento sensorial, la anulación de la vivencias del tiempo y del espacio con respecto al objeto de la pasión. (María Hernádez) Pasiones a veces creativas de apertura a la vida y otras veces altamente destructivas. Las primeras, ligadas a la capacidad de simbolización, a la actividad sublimatoria y a la genitalidad y las segundas, ligadas más a la actuación que a la fantasía, pasiones alienantes y mortíferas que atentan al desarrollo psíquico del adolescente.
En este segundo caso nos encontramos con diversos adolescentes con dificultades para pensar, para conectar con su mundo interno. Adolescentes que ante la intensa actividad mental que requiere el trabajo de duelo que deben realizar: duelos de los padres de la infancia, de su identidad y cuerpo infantil (Arminda Aberasturi) pueden sentirse profundamente abrumados.
Marinette es tímida, torpe, no se anima casi ni a mirar a Adrien en la vida real pero en sus momentos de fantasía vence todas sus barreras y se convierte en una verdadera mujer, tal vez la que le gustaría llegar a ser. Una mujer capaz de amar y de aceptar y gozar de su sexualidad, ligada a las primeros deseos infantiles ligados a ser una madre nutricia y tener muchos hijitos. Pero aún no es la mujer de sus fantasías, todavía es la que no sabe como llevar su cuerpo y tiene que lidiar con su sexualidad.
La manera de Marianette de moverse algo torpe y vergonzosa nos permite pensar en todos estos cambios que el cuerpo del adolescente atraviesa que modifican enormemente su imagen corporal y que dan lugar al desarrollo de los caracteres sexuales secundarios, que implican múltiples aspectos anatómicos, funcionales o biológicos de los órganos genitales internos. Por ejemplo a través de la menarquía, el desarrollo de los pechos, en las niñas y el cambio de voz, el crecimiento de la nuez, la musculatura y el bello en los niños, entre otros.
El niño o la niña que se encontraba familiarizado con su cuerpo, con los alcances y limitaciones de este, con el como actuar, se encuentra habitando un cuerpo que se le vuelve profundamente desconocido y lo trastoca exigiéndole realizar un duelo por el cuerpo de la infancia para llegar a la aceptación progresiva de un nuevo cuerpo de la madurez. En este momento la apariencia física pasa a primer plano y el uso de una ropa específica y/o accesorios son cruciales ya que permiten identificarse con determinado estilo, en los que intenta proyectar parte de su personalidad, lo diferencian de sus padres y lo distinguen como parte de un grupo en especifico, a pesar de lo cual la inconformidad con respecto al cuerpo siempre estará presente. Por eso ciertas dificultades ligadas al cuerpo son de frecuente inicio en la adolescencia (bulimia, anorexia).
En los casos de mayor convulsión interna nos encontramos con chicos y chicas que se pasan horas buscando la selfie perfecta, en parecer más sexys, chachis, retocando sus imágenes sin lograr encontrarse. Probándose identidades ligadas siempre a lo visual. A veces en una búsqueda de aprobación desesperada a través de un like que devuelva una mirada, un registro, un existir. Adolescentes hoy más de la actuación que de la interiorización, en la que el cuerpo y la imagen cobran protagonismo.
La vida secreta de los adolescentes
Al contrario que la vida real, la vida secreta en la que ambos Arien y Marianette se convierten en superhéroes les permite conservar intactos los pensamientos mágicos y omnipotentes infantiles, justamente en un momento vital en el que para poder atravesar la adolescencia y acceder a la adultez deben poder abandonarse en vías de un mejor ajuste con la realidad. Un duelo que en la serie estos personajes -con sus superpoderes no humanos- intentan saltar, el que se refiere a la identidad y rol infantil. Ladybug como mujer heroína permite no tener que desprenderse de las fantasías omnipotentes de la infancia, algo que para todo adolescente no súper héroe se convierte en un reto en su camino a la adultez.
A todo adolescente le toca vérselas con una realidad que le impone nuevas funciones y responsabilidades y que a su vez le concede menos indulgencia ante sus errores y reconocimiento a sus logros que en su etapa infantil. Aún no tiene la libertad de adulto pero ya no se le permite la dependencia de la cual gozaba de niño/a. Ante esta disyuntiva el adolescente hace uso de un intento de manejo omnipotente del contexto «yo puedo sólo», «ya lo sé», «a mí no va a pasarme nada» que suele exponerlo a ciertos riesgos. Por otro lado, algunos errores de su parte suelen ser adjudicados a otros, eludiedo su responsabilidad «el profe de francés me tiene manía», ahorrándose el «no he estudiado suficiente para el examen».
Volviendo a la serie, Cat Noir está enamorado de Ladybug y desde este personaje se permite sentirse y mostrarse con gran destreza «con su bastón» (que es el arma de la que se vale) como seductor, como un hombre que sabe conquistar, mirar, que sabe desenvolverse con las mujeres cosa que en la vida real de Adrien aún está por verse. Como todo adolescente aún tiene que esclarecer muchos aspectos de su identidad sexual. A Cat Noir no le interesa saber la verdadera identidad de Ladybug, ¿para qué?, si él se ha construido una en su cabeza que le calza perfecta, esa súper heroína todo poderosa que él, habiendo perdido a su madre en su infancia parece haber necesitado encontrar. La reorganización psíquica de lo vivido es una oportunidad excepcional que nos brinda la adolescencia por eso el trabajo psicoterapeutico con adolescentes es trascendental y sumamente estimulante.
Aquí vemos la idealización típica del enamoramiento -potenciada en la adolescencia- en paralelo a la que utiliza Marianette con respecto a Adrien. Ellos parecen haber sido pensados desde un ideal de complementariedad perfecta, muy ligado al pensamiento romántico -poco de la vida corriente- de las almas gemelas, media naranjas. Ella la mariquita señal de la buena suerte y él el gato negro de la la mala suerte.
La des-idealización de los padres en la pubertad
Al adolescente le toca procesar que sus padres cuidadores y protectores de la infancia ya no son los mismos, que un día pueden no estar, que envejecerán y tendrá que enfrentarse a la propia idea de la muerte de los mismos en el futuro aún lejano pero que comienza a poder ser contemplado. Los padres también acompañan a la vez al adolescente con su propia tramitación del niño pequeño que ya no tienen -y todo lo que implica- y la juventud perdida.
En el duelo por los padres de la infancia, la aceptación de la perdida no solo viene del hijo o hija, sino también de parte de los padres, que pasan a recibir todo tipo de criticas y descalificaciones de parte de sus hijos que antes los idealizaban como sus superhéroes propios. Pasan del: «Mi papá es más fuerte que el tuyo», «Es el más guapo», «Levanta con una mano todo tipo de objetos pesados», «sabe hacer de todo» (hacerme a mí), «Mi madre sabe protegerme mejor que nadie», «arregla, vela por mis necesidades, me ha cuidado en cada caída, ha sido mi base de sustentación»; a ser: «el antiguo, el que no entiende nada, el que no se entera».
Los padres deben ser capaces de aceptar que esto es así, desde la mirada de los hijos. Al igual que en la idealización, conviene no creérselo literal aquí tampoco y saber mantenerse a flote para no entrar en el enfrentamiento. Comprendiendo sus demandas de espacios de intimidad, donde los secretos y los pactos con sus iguales cobran un valor y una función particular. Padres capaces de asumir el lugar de adultos que posibilitará que el adolescente pueda continuar su desarrollo. Por eso conviene no olvidar que los padres no somos colegas, amigos, sino que somos padres y la asimetría generacional no debiese pasarse por alto.
Los amigos en la pubertad
En la serie ambos personajes pasan ratos largos con sus mejores amigos, sus iguales, habiendo dejado ya un poco a sus padres. Lo que no implica que ya no necesiten de ellos, aunque muchos adolescentes puedan manifestarlo. Los necesitan como lugar donde recurrir, sabiendo que están y que aún velan y limitan cierto accionar en pos de su desarrollo.
La transición de la infancia a la adolescencia supone que el niño sea capaz de internalizar, en lugar de depender como hasta entonces de que el medio se adapte a sus necesidades. De esto se vale el villano de la serie que convierte en monstruos a cada joven que experimenta tristeza o ira y aprovecha la ocasión para engañarles ofertándoles la posibilidad de vengarse por el agravio sufrido -no ser elegido, no triunfar, no ganar- pero a cambio le deben ayudar a conseguir los prodigios de los jóvenes superheroes.
En la serie es el padre de Adrien quién encarna al villano que intenta capítulo tras capítulo arrebatar los prodigios a los jóvenes. El personaje se inspira en un Lepidoptero adulto que crea monstruos con la intención de capturar los «miráculos» milagros, ¿los prodigios de al juventud?, ¿la belleza perdida?, ¿la energía? Este villano tiene mucho de los tiempos actuales en donde los ideales de juventud parecen tener primacía. Donde la etapa adolescente ha quedado idealizada y a la que algunos se resisten a dejarla atrás. Podríamos pensarlo como un adulto que en vez de estar en su sitio como padre adulto, que Adrien echa de menos por sus ausencias continuadas, corre detrás de un tiempo pasado, ya perdido. Un lepidoptero, encarnado en mariposas que intenta evitar la finitud de la vida.
Como broche de oro Cat Noir no sabe que lucha contra su padre ni esté tampoco contra su hijo y que consecuencias podría acarrear la ausencia de uno para el otro. Al igual que Edipo, que conocía la advertencia del oráculo pero desconocía a quién se enfrentaba, la historia no deja desperdicio para pensar numerosos aspectos implicados en el desarrollo adolescente.