Función paterna
Dentro de las denominadas funciones parentales en la crianza de un niño. Se combinan dos tipos de funciones: materna y paterna, que no necesariamente van ligadas siempre a la misma persona, ni a un sexo en particular. De una manera muy escueta se puede describir estas funciones parentales de la siguiente manera:
- La función paterna se define por una presencia discontinua, que representa la ley e introduce el mundo social y profesional.
- La función materna, que reconforta y cuida, aporta una presencia corporal continua en los primeros años.
¿Por qué hablamos de función y no de padre?
«Esos locos bajitos que se incorporan
con los ojos abiertos de par en par,
sin respeto al horario ni a las costumbres
y a los que, por su bien, (dicen)
que hay que domesticar»
Esos locos bajitos. Joan Manuel Serrat
Porque se trata del rol que una persona en una relación de asimetría con un niño/a está en disposición de desempeñar. En este artículo describiré algunos aspectos relacionados con la función paterna, encontrará otro sobre la función maternaque le complementa. Se trata este tema en profundidad también en el artículo el padre y su función.
La función paterna no necesariamente necesita de un hombre para ser ejercida, es indistinta en cierta medida del sexo de quién la opera. Por ello, puede estar presente en familias compuestas únicamente por una mamá en solitario o viuda, sin que eso genere afectación en el saludable desarrollo psíquico del niño. La función debe estar en la mente de la madre, e implica el reconocimiento de parte de la madre de que el hijo no es sólo de ella y que pueda desear otras cosas al margen de su hijo.
También puede darse el caso contrario, en dónde existiendo un padre en lo real, no se cumple esa función que permite al niño humanizarse como sujeto psíquico. Ningún padre real es por sólo existir el representante de la función simbólica que representa; y así mismo, la función paterna como describí antes, puede ser conservada en ausencia de cualquier padre real.
La función paterna opera desde antes del nacimiento y va acompañando todo el desarrollo del niño en su primer tiempo de infancia, y adolescencia. La función no va ligada al progenitor o a los lazos sanguíneos o legales de filiación, sino que se trata de quién la encarnar, como lo vemos desde hace décadas presente en gran número de padres adoptivos. Tanto si se trata de una adopción propiamente dicha, o cónyuges que adoptan a los hijos que su pareja aporta de relaciones anteriores.