Hablemos de depresión – 7 de Abril día Mundial de la salud
¿A quién afecta o puede afectar la depresión?, ¿Cómo se observa?, ¿Se puede prevenir o tratar la depresión?, ¿Se necesita medicación para tratar la depresión?, ¿Qué tiene en cuenta la psicoterapia de orientación Psicoanalítica?
En conmemoración al aniversario de la fundación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 7 de Abril, se celebra cada año el día mundial de la salud. Este año 2017 el tema de la campaña de la OMS es “Hablemos de la depresión”.
¿Por qué este año se ha elegido la depresión?
Se ha seleccionado como llamado a la reflexión y acción ante la preocupación acerca del número de personas que padecen esta afectación. Según un informe de la OMS la depresión es la principal causa de problemas de salud y discapacidad en todo el mundo. Según las últimas estimaciones de la OMS más de 300 millones de personas viven con depresión, un incremento de más del 18% entre 2005 y 2015. La falta de apoyo a las personas con trastornos mentales, junto con el miedo al estigma, impiden que muchos accedan al tratamiento que necesitan para vivir vidas saludables y productivas.
¿Por qué hablar de depresión?
Para contribuir a un mejor conocimiento del trastorno depresivo y ayudar a disminuir la estigmatización que a veces va asociada a la enfermedad mental, contribuyendo a que aquellas personas que necesitan ayuda psicológica puedan solicitarla y recibirla con calidad.
¿A quién afecta o puede afectar la depresión?
Puede afectar a personas de distintas edades -incluidos los niños– de diversas condiciones sociales y culturales. Afecta a ambos sexos y puede afectar las relaciones con la familia, los amigos, los compañeros de trabajo.
Se aprecian tres grupos en donde la afectación es mayor: Jóvenes de 15 a 24 años, mujeres en edad de procrear -especialmente tras el nacimiento de un hijo– y personas de más de 60 años.
Las conductas de riesgo como el consumo reiterado de drogas y alcohol pueden propiciar un gran número de afectaciones psíquicas entre ellas la depresión. También a veces las conductas impulsivas pueden servir de intentos de huida fallida de la depresión.
¿Qué situaciones pueden desencadenar una depresión?
Los acontecimientos que pueden precipitar una depresión pueden ser experiencias tales que para una persona no depresiva también disminuirían su autoestima -fracasos, pérdidas de prestigio o de dinero, un estado de remordimiento- o bien implican la pérdida de ciertos suministros externos, como ser un desengaño de amor o la muerte de la pareja. O aún puede tratarse de tareas que la persona debe realizar y que objetiva o subjetivamente le hacen sentir más claramente “su inferioridad” y sus necesidades narcisistas. Sus ideales y como se relaciona la persona con ellos es de crucial importancia para entender las depresiones.
Paradójicamente, incluso ciertas experiencias que para una persona normal significarían un aumento de autoestima, pueden desencadenar una depresión, si la persona teme el éxito como una amenaza de castigo.
El riesgo de padecer depresión también se puede ver agravado luego de la muerte de un ser querido, el exilio, las migraciones, la pérdida del trabajo, las pérdidas gestacionales, al atravesar una enfermedad física o cuando un hijo decide dejar el hogar familiar.
Todas situaciones que requieren transitar ciertos duelos y realizar un ajuste a la nueva realidad. A veces duelos anteriores, aparentemente pasados pero no elaborados, que han quedado encapsulados pueden, ante una nueva pérdida, volver a hacerse presentes agravando la sensación de pérdida del momento actual.
¿Cómo se observa?
La depresión en forma leve se puede manifestar en sentimiento de inferioridad y en las formas más graves como las angustiosas depresiones melancólicas. A veces se presenta con estados alternantes de manía y exaltación y otros de apatía, aislamiento y desinterés. La manía como un intento torpe de negar las dependencias.
El manual de diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM) de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) los define como Trastornos del estado de ánimo que incluye episodios afectivos, trastornos depresivos, trastornos bipolares y otros trastornos del estado de ánimo.
Se puede apreciar los siguientes síntomas:
- Manifestación de una tristeza persistente. La persona deja de hacer actividades que le brindaban placer o reconfortaban. Pérdida de energía e interés por lo que le rodea, situaciones, personas.
- Necesidad de dormir más o menos de lo habitual. Provoca angustia mental y una sensación de agotamiento, fatiga, llegando a provocar una gran sensación de sueño.
- Ansiedad que también puede ir ligada a atracones en las comidas (bulimia) o a etapas de inapetencia profunda.
- Ideas recurrentes de afectaciones orgánicas de tipo hipocondríacas.
- Dificultades para tomar decisiones o culminar actividades o trabajos, postergando su realización (Procastinación). Puede dificultar la búsqueda de trabajo o realización del mismo o la continuidad de actividades de formación y estudio.
- Puede afectar las distintas capacidades mentales: pensamiento, concentración, recuerdo, memoria, razonamiento y percepción; por lo que muchas de las actividades cotidianas se pueden ver alteradas o resentidas.
- Sentimientos de inutilidad, culpabilidad o desesperanza con pensamientos recurrentes de muerte. En los casos más graves puede llevar a conductas autolesivas, conductas de riesgo, tentativas de suicidio y suicidios. El suicidio según un informe de la OMS es la segunda causa de muerte entre las personas de 15 a 29 años de edad. Todo intento de suicidio no debe banalizarse, el mito del que intenta “sólo llama la atención” causa grandes estragos. Si fuese una situación de demanda de atención, hay que atender. Hay que consultar al profesional psicólogo, escuchar, pedir ayuda.
Otras señales de depresión:
- Afecta los vínculos que las personas establecen, familia, pareja, amigos, compañeros de trabajo. Se suele apreciar una cierta desconexión afectiva emocional, aislación, descuido y también pueden resentirse por irritabilidad, mal humor y comportamiento agresivo de la persona que se presenta un cuadro depresivo.
- Afectación de la sexualidad y el encuentro con los otros. Tanto en una búsqueda compulsiva en la manía como en la inapetencia de la etapa depresiva.
- Puede afectar a la mujer en el postparto, etapa de gran sensibilidad para la mujer y que puede alterar el establecimiento del vínculo afectivo primordial de la madre con su bebé, provocando serias complicaciones al futuro bebé en desarrollo.
- En la manía muestran insomnio, fuga de ideas, expansividad, desatención, ideas de grandiosidad y conductas verborraícas.
- Inquietud, hiperactividad, irritabilidad. Puede llevar como huida a diferentes conductas adictivas, consumo de alcohol, drogas, juego uso de las tecnologías, adicción al trabajo o compras patológicas.
Las frases de la depresión
Lo he perdido todo.
El mundo esta vacío.
Nadie me quiere.
Lo he perdido todo, porque no soy merecedor de nada.
No soy bueno.
Todos me odian.
Me odio a mí mismo.
¿Se puede prevenir o tratar la depresión?
Sí, puede tratarse. Cada vez está más aceptado en la sociedad pedir ayuda psicológica o médica ante el sufrimiento humano. Cuanto antes se acuda en busca de ayuda terapéutica mejores posibilidades tendrá la persona para sentirse mejor.
Una persona que no recibe ayuda psicoterapéutica por la depresión puede verse impedida de trabajar y participar en la vida familiar y comunitaria.
Se puede prevenir promoviendo el vínculo inicial entre madre y lactante, por ello la ayuda psicoterapéutica en la depresión postparto y la salud mental de la madre durante el embarazo son de vital trascendencia.
También puede contribuir la ayuda psicoterapéutica en diversos momentos la vida que requieren un cuidado especial. En la actualidad un gran número de consultas en los gabinetes de psicólogos no se deben únicamente a presentar un trastorno mental sino a momentos de sufrimiento intenso en personas sanas.
El mito de estar loco para ir al psicólogo cada vez tiene menos vigencia y muchas son las intervenciones profilacticas que desde la psicología se pueden realizar en el ámbito clínico, social, educativo y comunitario.
¿Se necesita medicación para tratar la depresión?
En algunos casos es preciso, pero no siempre se requiere. Dependerá de la valoración interprofesional del médico de cabecera, psicólogo y psiquiatra. Desde mi entender no tiene que ser la primer opción en todos los casos, ni la única opción.
Pretender que las dificultades humanas se resuelvan unicamente a través de fármacos es negar la complejidad del psiquismo humano, la historia de vida de cada ser humano, las experiencias vividas y las posibilidades reparatorias que cada persona posee.
“Para poder atender las depresiones, hay que entender la relación entre el sujeto y sus ideales, la modalidad de tramitación de duelos pasados y presentes, los efectos de la vida actual en las valoraciones del yo”. (Hornstein 2006)
Pero, negar la medicación en todos los casos puede ser terriblemente iatrogénico, ya que, los niveles de angustia y sufrimiento que puede experimentar una persona que presenta un estado depresivo pueden ser realmente intensos y desesperantes, y hoy en día disponemos de fármacos de gran valor. En muchos casos es oportuno una combinación entre la medicación antidepresiva y la psicoterapia. La OMS recomienda la “terapia de conversación”
Defender que las depresiones son solamente biológicas es científicamente falso y desmienten los problemas subjetivos o sociales al pensar solo en causalidades biológicas. Las depresiones tienen que ver también con el contexto, se incrementan en ciertos momentos de crisis, se relacionan con el desempleo, la marginación, la pobreza extrema y la crisis ética.
El maltrato social genera duelos masivos y traumas devastadores que hacen zozobrar vínculos, identidad y proyectos, personales y colectivos. Suponer que la depresión no es más que algo químico es como suponer que el talento o al criminalidad son exclusivamente químicos. (Hornstein)
¿Qué tiene en cuenta la psicoterapia de orientación Psicoanalítica?
El Psicólogo de orientación Psicoanalítica está atento en el trabajo psicoterapéutico a la subjetividad, las vivencias personales de pérdida y las decepciones experimentadas.
La historia personal cobra relevancia, las realizaciones, la trama de relaciones significativas y el modo de víncularse con el entorno y los que lo rodean. También la Psicoterapia incluye la posibilidad de construir proyectos que dan a la autoestima una dimensión de futuro y desde allí enriquecen el presente.
Un factor clave en la terapia es la autoestima del paciente y sus fluctuaciones, consecuencia de sus relaciones vinculares, si son gratificantes o frustrantes que pueden generar la sensación -real o fantaseada- de ser estimado o rechazado por los demás.
El modo en que el sujeto evalúa la distancia entre sus aspiraciones y logros, las realizaciones y las satisfacciones de sus deseos así como la imagen de un cuerpo saludable y estético aumentan la autoestima. En cambio, contribuyen a su disminución: la pérdidas de amor, las presiones desmesuradas, la incapacidad de satisfacer las expectativas de sus ideales y las enfermedades y los cambios corporales indeseados.(Hornstein)
Los pacientes depresivos requieren innovación nos dice el Dr. Hornstein un reconocido Psicoanalista contemporáneo. Hay que lograr experiencias que les faltaron en sus primeros vínculos, plenos de amor y desilusión. Será la oportunidad de hablar de sus sufrimiento y de integrar sus síntomas en la historia personal.
El paciente necesita hablar, ser escuchado, entretejer con sus palabras su sufrimiento en la búsqueda de una comprensión mejor de ciertos aspectos desconocidos de sí mismo.
En ese pacto terapéutico entre paciente y psicólogo, ambos conscientes de sus límites y en un contexto de respeto mutuo, podrá iniciarse un recorrido para encontrar juntos la mejor cura posible.
Citas bibliográficas:
Horstein L. (2006) «Las depresiones» Paidos. Buenos Aires.