Padres adoptantes
Las funciones parentales en padres adoptantes. Creencias erróneas en la adopción. Adopción y adolescencia. ¿Cuándo puede ser útil la ayuda del Psicólogo?
Tomar la decisión de adoptar es asumir los grandes retos que la paternidad presenta. Es prepararse a lo desconocido de un hijo y a lo desconocido de uno mismo sobretodo si se trata del primer hijo. La decisión puede ser una fuente de enriquecimiento importante y a la vez un gran desafío de superación.
Adoptar implicará paciencia y fortaleza en un proceso extenso de espera, de valoraciones, de burocracia que suele despertar los temores y las fantasías más profundas. Los padres deben pasar un proceso, unos tiempos -a veces eternos- conseguir un certificado de idoneidad que puede ser altamente movilizante, frustrante y a veces desalentador. Donde los padres pueden sentirse juzgados, examinados -que de alguna manera lo son- observados y dando cuenta de sus capacidades para desempeñar funciones parentales más allá de sus situaciones económicas, formativas y deseo de cuidado del niño.
Ese tiempo de espera -que en muchos casos es exigido por los diversos países de adopción u organismos mediadores- puede ser aprovechado para ir transitando muchas de las sensaciones ideas y temores que acompañan a la adopción, a veces no tan diferentes a las sensaciones y temores de los futuros padres durante el embarazo.
Si es necesario llamar la atención que toda adopción surge luego de una experiencia traumática de abandono y desde allí ya presenta sus peculiaridades. Y si hablamos de adopciones internacionales requieren toda una adaptación en la cultura que los acoge y un duelo por la que se deja.
Creencias erróneas en relación a la adopción
Si el niño es muy pequeño no se entera de su situación de abandono.
Evidentemente cuanto más pequeño es el niño y menos tiempo ha estado en una institución o varias, tendrá mejor posibilidad de establecer un vínculo más saludable con sus padres adoptivos. Pero hay registros, de los que no siempre podemos recordar o acceder, que son de tiempos previos al lenguaje, relacionados a sensaciones (olores, sabores, sonidos) que siempre serán parte de la esencia de cada niño. La mayoría de las veces las instituciones, las familias adoptantes y el propio niño no disponen de toda la información sobre situaciones que puedan haber vivido, malos tratos, carencias afectivas, alimenticias, abusos, guerras… y éstos son aspectos sumamente dolorosos complejos de pensar y conversar en las familias, -y para los profesionales que les ayudamos- pero que forman parte de la historia de cada niño.
Los padres adoptivos pueden reemplazar completamente la vivencia de abandono.
Los padres adoptivos con su amor y cuidado tienen una labor compensatoria, reparadora, posibilitadora del desarrollo excepcional, pero las vivencias de cada persona no pueden borrarse sino que demandan un proceso en el que aprender a ser algo creativo con ellas. No sólo en los niños adoptivos, en todas las personas ante sus situaciones dolorosas de la vida. Si el niño ha estado en distintas instituciones o familias y es de mayor edad deberá realizar distintos duelos de separación y perdida con respecto a todas aquellas personas que han sido significativas durante su crecimiento. El niño convive con una pregunta de la que nunca tendrá respuesta, sino aproximaciones ¿Por qué no me han querido? pregunta que lo acompañará durante su desarrollo y vida adulta y con la que tendrá que convivir. Interrogantes que en la adolescencia toman una trascendencia particular.
A los niños adoptivos mejor no hablarles de sus orígenes.
No mencionar su condición de adoptivo puede generar un gran número de complicaciones, por ejemplo: la pérdida de referencia de seguridad de los padres que le han engañado, lo cual puede generar diversas dificultades de gravedad. Hoy en día se tiene mayor consciencia al respecto, se ofrecen talleres o charlas en los distintos organismos de adopción que orientan al respecto. Sobre como hablar, como escuchar y siempre se puede recurrir a una ayuda profesional si fuese necesario.
De lo que no se habla, no se sufre.
¿Se habla sólo una vez y nunca más?, En las distintas etapas del desarrollo o ante ciertas situaciones los niños pueden necesitar volver a hablar, pensar, emocionarse o manifestar sus emociones al respecto. Su capacidad de entendimiento va posibilitando acceder a una información mas detallada y puede llevar a nuevos interrogantes. Muchos de ellos de difícil entendimiento o imposible, muchas cuestiones delas que nunca habrá respuestas, etc.
Los padres adoptivos no tienen que tener todas las respuestas, sólo tienen que tener toda la dedicación a escuchar, a intentar comprender sus emociones, a acompañar en su recorrido, en su necesidad de construir su identidad de manera genuina sin negar todo lo desconocido de su historia. Sobre todo la adolescencia despierta muchos interrogantes y da la oportunidad de confirmar los lazos adoptivos.
Lo pasado se olvida.
Lo pasado negado se hace presente y puede obstaculizar la manera de ver el mundo, sentirse en el mundo y establecer vínculos fecundos con otros. Aunque no seamos conscientes de ello, nada queda en el olvido total y querer mantenerlo aplazado requiere un alto coste psíquico. En cierta medida nos defendemos de lo doloroso de ciertas situaciones gracias a nuestros mecanismos de defensa, pero cuando sistemáticamente nos vemos exigidos a defendernos de algo que nos hace sufrir, es tiempo tal vez de pedir ayuda. La memoria nos hace íntegros, nos otorga libertad para no repetir o actuar aspectos negados, desplazados de uno mismo. Al igual que pasa con la historia de nuestra civilización, es fundamental saber de donde venimos para poder elegir a donde queremos ir.
Si saben de sus orígenes querrán buscar a sus genitores.
(No me gusta llamarlos «padres biológicos» ya que padre es sólo quien ejerce la función y no es el caso, por los motivos que sean). Esta suele ser una gran preocupación de los padres que aunque transmiten sus situación a los hijos, conservan a veces cierto temor a ser abandonados o no ser los elegidos. Este temor tiene más que ver con aspectos no elaborados de los padres que con que la realidad confirme estos temores.
Puede notarse con mas intensidad en aquellos padres que de alguna manera han adoptado a su hijo de formas ilícitas, como a veces ha ocurrido, robos, compras en países pobres…etc. pero no son los casos más numerosos y hasta en éstas situaciones no necesariamente se realiza este temor. Lo vemos en los bebés robados -por ejemplo en la dictadura y en algunos hospitales en España- que encuentran a sus abuelas y que conservan los lazos con sus familias adoptivas. Igual aquí ya nos vamos a una adopción-apropiación- muy particular que no es la frecuente.
La adolescencia en las familias adoptantes
El adolescente -adoptado o no- necesita construir su identidad y para ello cuestiona y busca diferenciarse de sus padres, sean éstos adoptivos o biológicos. Todo adolescente desarrolla una idea, una fantasía de como podría a ver sido en otras familias (La novela familiar llamaba Sigmund Freud), y posiblemente recriminé a sus padres -gracias a que los tiene- que no son tan «estupendos» como otros padres.
Pero esto es parte del desarrollo adolescente, el problema es cuando desde los padres se lo toma como realidad y afecta en su sentimiento profundo, dificultando sus posibilidades de reacción. Donde el transmitir «Entiendo que no te guste pero soy tu padre, y siempre te querré y cuidaré» se les vuelve difícil de asumir a algunos padres -adoptantes o no- movilizados por las críticas de los adolescentes. Y posiblemente el adolescente que provoca y pone a prueba a sus padres en su función necesite también él creérselo profundamente, que siempre será querido y que nunca más ningún padre o madre volverá a abandonarlo.
En cierta medida todo hijo debe ser adoptado por sus padres y todo padre o madre debe ser adoptado por el hijo. da igual que hablemos de hijos que comparten genética como los que no. Un trabajo de «adopción» que requiere la aceptación del otro con sus singularidades, con un deseo que le es propio, con sus necesidades y vivencias subjetivas a respetar.
¿Cuando puede ser útil una ayuda terapéutica para padres adoptantes?
- A los futuros padres puede serles beneficioso realizar sus propios duelos, por ejemplo las vivencias y emociones ligadas ante la propia infertilidad, cuando es el caso. Aspecto que a veces si se pasa por alto repercute en la futura adaptación con el niño.
- También para preparase -dentro de lo que se puede- ante las posibles situaciones que el hijo que llega puede presentar. No se debe perder de vista que todo niño adoptado trae en su bagaje un abandono, una vivencia de desamparo temprana que le acompañará toda su vida. Algunos niños llegan luego de largos períodos en situaciones de pobreza extrema, de estados en guerra, de abusos, maltrato y estas situaciones tienen que poder ser comprendidas por sus padres adoptantes; para poder acompañar a sus hijos a tramitar y elaborar las situaciones.
- Otro aspecto que suele preocupar a los futuros padres adoptantes tiene relación con el encuentro con el niño y con más intensidad cuando los niños presentan algún déficit o minusvalía. Allí empezará el recorrido de conocimiento mutuo y de aceptación de la adopción del hijo para con los padres y de los padres para con el hijo. Será necesario descubrir las necesidades de ese hijo que llega que le son propias y únicas. Aprender a comunicarse emocionalmente con él, sin ser distante ni intrusivo.
- La post-adopción es un proceso largo no exento de complicaciones, tiempo de reconocerse, respetarse y enriquecerse mutuamente, no libre de complejidades en las que el psicólogo puede acompañar en la adaptación familiar.
- Cada etapa evolutiva en un niño adoptado tiene su relevancia y algunos aspectos de su historia requerirán ser comprendidos adaptados a la capacidad de cada niño de asumir o elaborar aspectos desconocidos de si mismo. Es un gran reto para los padres adoptantes poder acompañarlos y hablar de los aspectos más desconocidos o dolorosos de su historia que pueden remover las propias frustraciones de los padres.
- La etapa adolescente en niños adoptados es de una gran trascendencia y requiere una gran comprensión y presencia de los padres, tarea fundamental ara que el desarrollo a la etapa adulta se realice de la mejor manera posible.