¿Cómo puede ayudarle el Psicoanálisis?
Temas de psicoterapia
¿Ha dejado de hacer actividades que le gustaban?, ¿Se siente apático y desganado?, ¿Sufre de temores incapacitantes? ¿No consigue superar una pérdida? Para éstas y otras dificultades realizar una psicoterapia puede resultar de gran ayuda.
Existen diversos tipos de psicoterapias que difieren en seriedad y parten de concepciones diversas acerca del funcionamiento psíquico. En este artículo lo invito a descubrir qué es una psicoterapia de orientación psicoanalítica y cómo puede ayudarle.
Iniciar una psicoterapia
Si está buscando iniciar una psicoterapia, encontrará ofertas desde diversos enfoques que dificultan la elección. Intentaré de una manera simple transmitir algunas impresiones al respecto. La primera es que: todo psicoterapeuta ha realizado estudios universitarios en medicina o psicología para luego acceder a formarse en psicoterapia. Existen muchos modelos psicoterapéuticos en los que no me extenderé, como es la psicoterapia sistémica, gestalt, humanista…. etc. Cada de ellos sostenido en sus teorizaciones y concepciones sobre el psiquismo y el sufrimiento humano que fundamentan las diversas intervención psicoterapéuticas. Citaré sólo dos a modo de ejemplo de lo que quiero transmitir:
La terapia Cognitiva conductual (TCC). Es una teoría y técnica que puede resultar de utilidad para hacer frente a la influencia que nuestros pensamiento pueden tener sobre nuestros comportamientos y emociones. Este enfoque busca corregir nuestro pensamiento distorsionado para que podamos resolver los problemas y hacer frente a la vida de una manera práctica y efectiva. Esta modalidad es una de las habituales en España.
La terapia centrada en el cliente o en la persona, desarrollada por Carl Rogers. Es una teoría que se basa en los valores y las habilidades de congruencia, la empatía y la actitud positiva del paciente para enfrentar sus desafíos reconociendo sus fortalezas y debilidades. Aprovecha el poder de la relación genuina para facilitar la tendencia natural de un cliente hacia el crecimiento y desarrollo. Este enfoque se ha extendido ampliamente en Estados Unidos.
Ambos modelos citados tienen como supuesto que la persona quiere cambiar y mejorar. La idea de ayuda psicoterapéutica en la que se basa es que aportándole al «cliente» apoyo y herramientas adecuadas, se puede favorecer un cambio en la manera de entender y pensar los problemas, que lleva a la reducción del malestar.
Complicaciones en la psicoterapia
Para poder ejemplificar de manera sencilla algunas diferencias en la manera en la que diversos enfoques psicoterapeúticos abordan las dificultades le pediré que imagine que en alguna oportunidad se ha caído en una piscina o se encontró en riesgo en el mar, sin saber desenvolverse en el agua. Posiblemente luego de esta vivencia, el agua pueda provocarle diversas sensaciones, tal vez temores que antes no presentaba. Para volver a desenvolverse en el agua se verá ante la disyuntiva de tener que superar de algún modo el miedo al agua, para poder aprender a nadar y de este modo salir ileso de una nueva inmersión acuática.
Los psicoterapeutas de los enfoques descritos antes, podrán ayudarle en ambas cosas. Podrán ayudarle a reconocer el miedo, y ofrecerle métodos con los que aprender los movimientos necesarios para nadar. Seguramente con este tipo de ayuda estará mejor capacitado para desenvolverse en el agua la próxima vez.
Sin embargo, algunos psicoterapeutas observamos que muchas personas muestran motivaciones contradictorias y conflictivas ante su sufrimiento. Manifestando un gran deseo por cambiar y por otro una gran resistencia a ello, no siempre de manera consciente.
¿Podemos las personas querer y a la vez resistirnos a cambiar algo que nos produce sufrimiento? Pues sí, en muchas dificultades se aprecia con gran intensidad, pero no hace falta presentar una patología grave para que se ponga de manifiesto nuestras resistencias ante el cambio. Esto provoca que se rechacen las ayudas ofertadas por el psicoterapeuta, se ignoren, se menosprecien, o se abandone la psicoterapia. Así nos encontramos con pacientes que recorren diversos profesionales en busca de asistencia, pero que no se dejan ayudar por ninguno de ellos, más allá de las sólida formación y profesionalidad del terapeuta implicado.
Estas contradicciones inherentes al ser humano nos muestran que la metáfora de la natación contiene una capa más profunda de ser explorada. ¿Por qué algunas personas se quedan atrapadas en el agua, incluso cuando se les administra apoyo, herramientas y diferentes maneras de pensar?, ¿Por qué repetimos situaciones que nos provocan sufrimiento? Aquí el psicoanálisis tiene mucho que aportarnos, recogiendo las contradicciones inherentes en el hombre que nos mueven a la vida y a la muerte.
Inicios del psicoanálisis
Comenzaré con una breve presentación de dónde surge el Psicoanálisis la disciplina científica desarrollada por Sigmund Freud. Freud fue un médico neurólogo, con una formación alienista, que comenzó con las técnicas disponibles en su época – hipnosis, sugestión-, pero las fue abandonando ante el resultado poco duradero que ofrecían.
Fue una de sus pacientes (Conocida como Emmy Von N) la que le abrió los ojos al poder calmante que la palabra y la escucha atenta del profesional podían tener. «No me interrumpa Doctor Freud, déjeme hablar a mí». En ese momento se inicia lo que hoy se llama «cura por la palabra» y que da lugar a la psicoterapia. ¡Cuántos pacientes siguen asombrándose hoy cuando uno les da la posibilidad de expresarse y a la vez les escucha profundamente! El filósofo surcoreano Byung chul vuelve a poner de relieve la importancia de la escuchá y la pérdida de nuestra capacidad de escuchar. Destacando las virtudes de una escucha activa, que da la bienvenida, una escucha de apertura a la otredad.
Pero, sólo la escucha no resultó suficiente para conseguir los cambios buscados, ya que Freud se encontró frente al poder que las resistencias -no siempre conscientes- ejercían en el funcionamiento del psiquismo humano y la tendencia universal a repetir aspectos, conductas, modos de hacer, decisiones, a pesar de que provoquen mucho dolor. Los profesionales que trabajamos en psicoterapia, vemos el valor que la escucha tiene en el alivio de cada paciente presente en el inicio terapéutico, pero también sabemos, que no se trata de un cambio real y duradero -por más buen psicoterapeuta pudiese ser- sino que tiene que ver con lo que se experimenta y moviliza en ese ese encuentro inicial con el psicoterapeuta.
Saberse escuchado y entendido genera cambios, pero no cura ni soluciona las dificultades. Sabemos que el trabajo que provoca verdaderos cambios y trae consigo el alivio empieza un tiempo después, con aquellos pacientes en donde el deseo de conocer y conocerse se impone al deseo de no conocer.
¿Por qué se da esta resistencia al cambio?
Freud creía que era por dos razones: Por un lado poder cambiar implicaría ser consciente del dolor mental y entrar en contacto con el sufrimiento. Implica por ejemplo contactar con aspectos desconocidos de uno mismo, el dolor de las pérdidas sufridas, asumir las responsabilidades y el trabajo que exige el cambio. Y por otro lado, no cambiar, aunque mantenga el sufrimiento, provoca algún beneficio secundario, alguna ganancia por lo menos en el inconsciente.
Volviendo al ejemplo de la natación, algunas personas necesitan un enfoque que les ayude a enfrentarse y trabajar el hecho de que al menos en parte ellos -aun no sabemos con que fin- no quieren aprender a nadar. Puede ser intentando evitar el trabajo que implicaría o una lucha por mantenerse en el lugar en que están. Aquí es donde el psicoanálisis tiene algo único que ofrecer.
Estos son los factores que la mayoría de psicoterapias no abordan profundamente. Los cambios como cualquier cambio requieren tiempo y tomar un lugar activo en el cambio, renuncias no siempre agradables. Hoy vivimos inundados de ofertas milagrosas para todo, adelgazar, dejar de fumar, lograr las metas personales. En donde abundan recetas cortas, concretas, homogéneas, al alcance de todos para «desarrollarnos», «lograr el éxito», obtener la tan ansiada felicidad, dejar la ansiedad, la depresión, los miedos que podemos experimentar y por tanto dejar de sufrir «en un par de sesiones terapéuticas». Invitaciones que suelen resultar insuficientes, inútiles y a veces generan mayor sufrimiento ante la impotencia de no lograr las metas propuestas vividas como un fallo personal.
En tiempos del nanosegundo, del todo ya, puede resultar hasta para los propios profesionales tentador, intentar aplacar la angustia que nuestros pacientes nos transmiten con respuestas o técnicas innovadoras presentadas como la panacea de éstos tiempos.
¿Cómo puede ayudarle el Psicoanálisis?
La gran aportación que ofrece el psicoanálisis es la posibilidad de comprender al ser humano, no sólo desde una descripción de conductas observables, ni meramente un funcionamiento neurológico, sino en integración conjunta con otros aspectos que tienen que ver con las vivencias subjetivas que nos hacen ser únicos e irrepetibles.
El funcionamiento de nuestro inconsciente forma parte y ejerce una enorme influencia en la manera en que percibimos, sentimos, actuamos y nos relacionamos con los demás. Afecta nuestras decisiones, deseos más profundos, fantasías y en él se encuentran la raíz que da lugar a la formación de muchos de nuestras dificultades, o que obstaculizan el cambio.
El psicoanálisis es un método eficaz que permite acceder a la raíz misma de las dificultades y conocer los aspectos más contradictorios de nosotros mismos, los más protectores y los más destructores. Sólo desde esta complejidad podemos comprender lo que a nuestra dificultad viene a decirnos. Una vez enfrentados con el punto que provoca angustia, conoceremos más de nosotros mismos y gozaremos de mayor libertad para elegir nuestro propio camino de cambio que nos lleve a estar mejor.
Por ello el psicoanálisis requiere tiempo, porque no le sirven recetas magistrales de aplicación generalizada, sino que en el encuentro pautado y repetido con el psicoanalista -mediado por la palabra- nos da la posibilidad de resolver nuestros conflictos y enigmas de nuestra existencia, venciendo una y otra los factores que apoyan la tendencia de una persona a quedarse adherido a sus dificultades, llamado por Freud resistencias.
La formación en Psicoanálisis
Para poder intervenir desde esta mirada, los psicoterapeutas deben realizar otra formación complementaria larga que permite al profesional conocer y estar preparado para ayudar desde los niveles más inconscientes de la mente para que las resistencias al cambio puedan disminuir su fuerza y dar mayor lugar a las fuerzas de la salud el crecimiento y el bienestar.
Si busca cambios duraderos, si está cansado de intentar cambios que no se producen, si hace tiempo se encuentra inmerso en una situación dolorosa o no ha obtenido beneficios duraderos por otras vías, el psicoanálisis podría ser su oportunidad para el cambio.
Referencias Bibliográficas: Jennifer Kunst, Ph.D. «The difference between Phychoanalysis and Phychoterapy» Psychology Today 14 de Junio 2017.